Grecia, Rusia y el BCE

          A veces las casualidades son tan grandes que dejan de serlo. Resulta que de repente un día el BCE se reúne de urgencia para -supuestamente- evitar el corralito en la Grecia de Syriza, una versión unánime y enormemente cacareada por los medios de comunicación. Pero si uno se encuentra por casualidad con la noticia de que en ese mismo día Grecia y Rusia firmaron en San Petersburgo un acuerdo para ampliar al país heleno el gasoducto «Turkish Stream» con gas ruso, se da cuenta de que las cosas no son coincidencia. La reunión no fue causada por la retirada de depósitos, sino que fue la consecuencia de ese acuerdo y respondía a los intereses de los poderes financieros europeos que veían cómo Rusia les comía la merienda.

           Esa orientación de Grecia a colaborar con Rusia es la causa de los ataques mediáticos y del corralito a que fue obligado el gobierno heleno. EEUU necesita evitar a toda costa que la UE establezca colaboración económica con Rusia. Aún así, con la evidencia de la coincidencia de las fechas del acuerdo y la reunión de urgencia del BCE, siguen sobrando los lumbreras que le echan la culpa del corralito al populismo o a la izquierda radical. Ese corralito sirvió también para obligar al gobierno de Tsipras a llevar a cabo los recortes exigidos por la UE aun habiendo sido rechazados en referéndum. En esta UE la democracia ni está ni se la espera.

Esta entrada fue publicada en Geopolítica. Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a Grecia, Rusia y el BCE

  1. Pingback: Las guerras económicas | Transicionando

Deja un comentario